Historia del té: origen y expansión
El origen del té (Camellia sinensis), se remonta a miles de años en el tiempo. Esta bebida a modo de infusión, es conocida en todo el mundo y cuenta con una historia muy peculiar.
El té es un producto de origen chino, cuyo descubrimiento data del año 2737 a. C, según explica la leyenda. El emperador She Nung, había obligado a su pueblo a hervir el agua siempre antes de beberla. Una medida higiénica que se sigue enseñando en muchos lugares del tercer mundo, donde el agua es insalubre.
Un día, mientras el propio emperador estaba haciendo lo que proclamaba, el viento hizo que unas hojas del árbol del té cayeran en su agua. Al tomarlo, se sintió eufórico y descubrió el uso del té. Sin duda, no fue precisamente el emperador el descubridor de estas virtudes, sino que es más creíble una historia parecida a la del café, en que unos pastores descubren sus virtudes.
Sea como fuere, el té se convirtió en costumbre y en parte de la cultura de China, que incluyó la bebida en su sofisticada sociedad y desarrolló la ceremonia del té hasta convertirla en un símbolo de la vida.
En el año 1200, durante el dominio mongol de China, el té se mantiene como bebida de las clases populares, pero pierde importancia entre la nobleza, pues los emperadores mongoles no son bebedores de té. Kublai Khan se apodera de todo el país en 1279 y la ceremonia del té desaparece como costumbre de la aristocracia.
Expansión del té
La expansión del té por el mundo se inicia cuando el budismo llega a Japón. El té lo acompaña, y los monjes budistas japoneses que aprenden en China se llevan semillas y pequeños árboles, y los plantan en los jardines de los monasterios.
Son los japoneses quienes elevan la ceremonia a un arte: el cha-no-yu. Principalmente a través de tres sacerdotes zen:
- Ikkyu, príncipe convertido en monje.
- Murata Shuko, discípulo del primero.
- Sen-no Rikkyu, el monje que estableció en el siglo XVI, las rígidas normas de la ceremonia del té que aún hoy persisten.
A finales de ese siglo, los japoneses empiezan a comerciar con los chinos, y son los primeros. En una de las primeras expediciones viaja el jesuita portugués Jasper de la Cruz, que lo prueba y escribe la primera referencia conocida de un occidental sobre el té. La Compañía Holandesa de las Indias Orientales no tardará en seguir los pasos de los portugueses y comercializa el té por todas sus colonias del mundo.
En cuanto a la historia del té inglés, entre 1652 y 1654, llegan a Inglaterra las primeras muestras de té, y éstos no tardarán en apropiarse del comercio del té mediante su poderosa flota y a través de la Compañía de las Indias Orientales británica. Entre tanto, el té se convirtió en una costumbre entre la nobleza rusa, después de que el embajador chino le regaló al zar unas cajas con la hierba.
Durante doscientos años, el té llegará a la nobleza rusa después de un largo viaje de casi seis meses, embolsado en sacos de tela que se habrán aromatizado con el humo de las hogueras que noche tras noche encienden los viajeros. Este es el origen del té ruso de aroma tan característico, que tocará a su fin en 1880, con la inauguración del tren transiberiano.
En el siglo XVIII, los ingleses, que monopolizaban el comercio del té en el mundo a excepción de Rusia, tuvieron un primer encontronazo por su causa. Como en todas sus colonias, habían conseguido que el té fuera una de las bebidas predilectas del país. Pero, estaba cargado de fuertes tasas que servían para financiar las tropas de la metrópoli.
Los americanos encontraron una curiosa manera de protestar: un grupo de ellos se disfrazó de indios y hundió un cargamento de té, irritando al Parlamento británico y con ello obligados a tomar unas represalias que conducirán a la Revolución americana.
Otro encontronazo importante, lo tuvieron los ingleses en China a causa del té. Los ingleses compraban todo el té que consumían en ese país, y no conseguían venderles a los chinos suficientes mercancías como para compensar el dinero que se gastan en China. Para inclinar la balanza a su favor, empezaron a introducir opio de la India en China y consiguieron que millones de chinos se hicieran dependientes.
El gobierno chino, al comprobar la decadencia de su pueblo, prohibió el consumo del opio, pero los ingleses lo continuaron introduciendo en el país a escondidas, convencidos de que el beneficio estaba por encima del mal causado a todo un pueblo. Cuando los chinos tiraron al mar él contenido de un barco inglés, hartos de que estos los substimaran continuamente, los ingleses les declararon la guerra.
Los británicos ganaron las cuatro guerras del Opio y humillaron a los chinos. La historia acabó con el cultivo del té en la India y Ceilán. China perdía en todos los campos, pero no por ello dejaba de admirar a los ingleses.
Curiosidades sobre la historia del té
El té puede consumirse de muchas formas, y de hecho se ha comercializado como chicle, yogur, crema de manos, pasta de dientes, suavizante y limpiador de suelos por sus cualidades desinfectantes. Las bolsas de té son un invento del americano Thomas Sullivan, que los vendía en su tienda en pequeñas bolsas de seda.
Sólo se consume de esta forma en Occidente, pues en Oriente prefieren la hoja. El té frío es un invento del inglés Richard Blechynden, quien lo introdujo en la Feria de San Luis de 1904. Con el tiempo, se convierte en una de las bebidas favoritas de los americanos. En el año 1773, el té fue el desencadenante del conocido como el Motín del té de Boston, que supuso el precedente más importante de la guerra de Independencia Americana.
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